Regístrate para ver este video
Únete ahoraSesión 02
En esta segunda sesión del curso "Cómo comenzar una iglesia", se retoman aspectos claves sobre el establecimiento de una iglesia, enfatizando la importancia de un inicio bien fundamentado, práctico y centrado en principios bíblicos sólidos. Se destacan consejos prácticos para organizar y desarrollar una iglesia con visión y compromiso, incluyendo desde la selección del lugar hasta las interacciones diarias del líder en la comunidad.
Principales puntos de la sesión
1. Selección del lugar y establecimiento inicial:
El primer paso para comenzar una iglesia es elegir un lugar estratégico, preferiblemente visible y céntrico, que permita un fácil acceso para la comunidad. Se aconseja mudarse al área donde se va a trabajar, para integrarse a la comunidad y estar cerca de las personas a quienes se busca alcanzar. Inicialmente, el espacio puede ser flexible, como una sala o garaje en una casa alquilada, siempre que se respete la normativa local y se informe honestamente al propietario sobre las actividades planificadas.
2. Producción de materiales y permisos:
Un elemento esencial es la creación de materiales promocionales, como folletos, que deben ser de calidad y presentables. Es preferible imprimirlos en cantidades limitadas para evitar desperdicios. Además, dependiendo del país, se deben gestionar los permisos necesarios para realizar reuniones religiosas, como en el caso de México, donde se requiere un permiso de "culto abierto" emitido por el gobierno federal.
3. Organización de los primeros cultos:
Se recomienda comenzar los cultos tan pronto como sea posible, incluso si el grupo inicial es pequeño o está compuesto únicamente por la familia del líder. La estructura del culto debe ser organizada, incluyendo himnos, oración, ofrendas, y un mensaje bíblico sencillo pero significativo. Aunque los sermones no necesitan ser dinámicos, deben centrarse en verdades básicas del Evangelio, adecuadas para nuevos creyentes. Es importante predicar sobre temas como la salvación, el cielo y la victoria sobre el pecado, siempre con un tono compasivo y comprensivo.
4. Predicación efectiva:
Los sermones deben adaptarse al nivel espiritual de la congregación. En grupos pequeños, se recomienda un enfoque conversacional en lugar de utilizar un tono formal de púlpito. Es esencial explicar claramente el plan de salvación y recordar constantemente el amor, la compasión y el sacrificio de Cristo. Además, la predicación debe inspirar a los creyentes a alcanzar la victoria sobre el pecado sin condenarlos por su inmadurez espiritual.
5. Ser un líder amable y accesible:
El predicador debe ser un modelo de cortesía y amabilidad en todas las interacciones, ya sea en la calle, en la tienda o con los vecinos. Este comportamiento ayuda a construir relaciones positivas y muestra un testimonio cristiano. Actitudes como ceder el lugar en una fila, ayudar a los vecinos con tareas simples o simplemente sonreír pueden abrir puertas para compartir el Evangelio.
6. Mantener el lugar de reunión limpio y ordenado:
Aunque el espacio disponible para los cultos puede ser modesto, debe mantenerse limpio y bien cuidado. La limpieza refleja la dedicación y el respeto hacia el lugar donde se lleva a cabo la adoración.
7. Uso del tiempo y la organización personal:
El líder debe establecer un horario claro y aprovechar al máximo su tiempo para la evangelización, visitación y estudio bíblico. Si es necesario trabajar en un empleo secular, este debe ser secundario, con la meta a largo plazo de dedicarse completamente al ministerio. El tiempo de estudio y oración en la mañana debe ser prioridad para prepararse espiritualmente antes de interactuar con la comunidad.
8. Registro y seguimiento de visitas:
Es crucial mantener un registro detallado de las personas visitadas, anotando nombres, direcciones y detalles relevantes. Este seguimiento permite fortalecer relaciones y demostrar interés genuino en las personas alcanzadas.
9. Evitar atraer miembros de otras iglesias:
El propósito de una nueva iglesia no es reclutar a creyentes de otras congregaciones, sino enfocarse en ganar almas nuevas para Cristo. Si alguien de otra iglesia se une, debe hacerlo por convicción personal y no debe ocupar posiciones de liderazgo hasta adaptarse a la filosofía del ministerio.
10. Trabajo secular y sostenibilidad:
En los inicios de la iglesia, es posible que el pastor necesite trabajar para sostenerse económicamente. Se recomienda buscar un empleo que permita flexibilidad de horarios, manteniendo siempre el enfoque en el ministerio como prioridad.
11. Formación de ganadores de almas:
El pastor debe invitar a nuevos creyentes a acompañarlo en visitas evangelísticas, enseñándoles a ganar almas de manera práctica. Este enfoque fomenta el desarrollo de futuros líderes en la iglesia.
12. Perseverancia ante desafíos:
El inicio de una iglesia suele estar lleno de fluctuaciones en asistencia y participación. El pastor debe ser paciente y no desanimarse ante bajas temporales, recordando que está trabajando principalmente con nuevos creyentes que aún están aprendiendo. Es vital tratar a cada asistente con amor y dedicación, independientemente del tamaño del grupo.
13. Mantener una actitud positiva:
Cada culto debe ser especial, mostrando que el líder se ha preparado con esmero. Una actitud positiva y constante inspira confianza y motiva a los asistentes a permanecer en la iglesia.
14. Proveer valor único a la congregación:
La iglesia debe ofrecer a las personas algo que no pueden encontrar en otros lugares: verdad bíblica, amor genuino, cuidado individual y oportunidades para crecer y servir. Esto les permitirá vivir vidas significativas y fructíferas en el contexto de la iglesia.
Conclusión
La segunda sesión del curso refuerza la importancia de un inicio sólido y comprometido en el establecimiento de una iglesia. Desde aspectos prácticos como la selección del lugar y la organización de cultos, hasta principios espirituales como el amor y la paciencia, el líder debe construir una base firme para que la iglesia crezca y cumpla su propósito divino. Este proceso requiere dedicación, fe y un enfoque constante en la misión de ganar almas y discipular creyentes, siempre dependiendo de la dirección de Dios.